Thursday, September 1, 2011

DE LAS FUENTES SIN AGUA Y LAS TORTAS DE LA COOPERATIVA

En Puebla y específicamente en el Instituto Mexicano Madero, los cursos escolares allá por los 70´s, empezaban en septiembre,  había cambiado el calendario para hacer menos rigorosa la entrada  en pleno invierno unos años antes, lo cual nos ahorró a algunos  tiempo,  pues hicimos dos cursos escolares en un año, pero de todas maneras, aun iniciando en septiembre,  el frío se acercaba rápidamente y estoy seguro que en los fríos días previos al invierno en Puebla, sentarse en los bordes de la fuentecita seca que estaba  a un lado de la casa del director, entre ésta y el gimnasio no era tan simple, había que  arroparse, pero sobre todo había que sentarse entre muchos, para darse calor entre todos, y entre más apretados mejor, pues nadie quería quedarse fuera del grupo, sobre todo cuando la “bolita” era tan numerosa, pero no cabían muchos, y aunque gracias a la edad, había muchos flacos y flacas, entrábamos  unos 6 o 7, casi siempre buscábamos que hubiera hombres y mujeres, y que nos tocara sentarnos junto a ellas y no junto a ellos (esto de los temores homosexuales  era y es una gran problemática para los adolescentes), y aunque nunca pregunté a las amigas si ese punto les importaba, supongo que en algún momento también aunque me queda claro que nunca fue tan grave para ellas.

El caso es que la Fuente era el lugar de reunión, con frío o con calor, con lluvia o en temporada seca, no sé como pero nos las arreglábamos para estar ahí frecuentemente, pese a que puedo decir que  clases había casi  siempre, era rarísimo que no llegara algún maestro, los recreos eran cortos,  había uno largo y teníamos que disputarnos con otros el mismo espacio, y si acaso no entrábamos a clase, no nos podíamos exhibir en la fuente a la mirada de los prefectos, el Sr. Arrieta era inmisericorde si nos encontraba infringiendo los reglamentos, el resto de los prefectos por el estilo, así que desconozco como, pero tuvimos mucho tiempo  suavizando con nuestros traseros  los azulejos del borde de la fuente, ( ¿eran verdes?, ¿azules?, ¿blancos?, una combinación de talavera de Puebla clásica?, vaya que no me acuerdo).

¿De que se hablaba en esas sesiones? supongo que  de las duras vidas que teníamos que  vivir, de los amores no correspondidos, de los enojos contra los maestros, de lo que teníamos que hacer para poder salir de casa con permiso de nuestros padres, o a veces sin él,   de las películas que lográbamos ir a ver al cine (Jesucristo Superestrella era  el punto máximo de discusión-porque Judas era negro?>…), en fin, del mundo que estaba afuera, que nos queríamos comer a grandes bocados, pero que nos daba un miedo atroz pues sin duda no sabíamos cómo enfrentarlo, éramos ingenuos, (algunos lo seguimos siendo) y éramos jóvenes (se defecto  ya lo superamos ampliamente)…

Pero la fuente seguía ahí…..¿cuantos años antes fue construida? Todos esos datos deben estar en algún frío documento administrativo que los estudiosos serios  de la historia oficial podrán consultar, pero para los fines de los recuerdos difusos que nos competen ahora, aparentemente por los años 40´s  y supongo que los adolescentes de esa época también se sentaron igual que nosotros, solo que al principio si había agua, (hasta puedo recordar que en kínder me tocó ver unos peces de colores naranja y gris en dicha fuentecita-hablo de 1960…) .  Dicen los más viejos que nosotros que en la época del Profesor Cruz Aedo se construyeron  muchas áreas de la escuela, y que nos tocó conocer a nosotros, de la misma manera que a nosotros nos tocó ver como se modificaban otras áreas, como perdimos años después el campo de futbol terroso y con piedras para construir la primaria, , así que la nostalgia es eterna, solo depende de quién sea el que la sienta y en que años estudió para que la viva diferente….

Pero además, un ángulo que no había considerado es que hay otros que también se sentaron en esa fuente y que tuvieron otra experiencia, por lo que al compararlas, descubro con sorpresa (aunque en la teoría ya lo sabía) cómo para los procesos de desarrollo adolescente, siempre hay la tendencia a considerarnos el centro del mundo, y todo lo que pasa es en función de nosotros, por eso cuando me enteré que Salvador enamoró a su esposa en esa fuente, al son de la música de guitarra y con las tortas de la cooperativa escolar (bendito lugar), y aunque nunca me ha quedado claro cómo es que podía tocar la guitarra, ya que se requieren dos manos, y como podía comer no una sino DOS tortas, y que además nos enteramos de que no las compartió con su ahora esposa, por lo que necesitaba al menos cuatro manos y dos bocas, una para comer y otra para cantar,  dejo esa parte al insondable misterio de la vida y  me doy cuenta de que  cada uno de nosotros tiene su propia visión de “la fuente”,  como dice un cantor francés, “cada quien tienen  su pequeño pedazo de paraíso perdido”, y lo cuida como cuidamos lo que más nos importa……nuestra vida.

Así pues, además de las discusiones amplias de la vida, además de enamorarse, además de disfrutar de la compañía de los amigos y amigas, ¿que más hacíamos en la fuente?, ¿que más recuerdos nos llegan?, anímense a contarnos,  este es el momento de compartirlos,  de gozar recordando, no porque todo tiempo pasado haya sido mejor, sino porque del tiempo pasado surgimos nosotros, los que somos ahora…. Amigos y ex alumnos del IMM.

Oscar Sánchez Guerrero

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