Tuesday, June 14, 2011

¿De verdad todo tiempo pasado fue mejor?

En los diversos espacios que ahora tenemos para comunicarnos,  he leído con interés la pequeña polémica desatada sobre el papel del Sr. Taylor para la historia del Instituto Mexicano Madero, y por supuesto me decidí a participar con la única finalidad de atizar el fuego, (si no, no vale la pena entrarle a una discusión, no tiene chiste)

Reza el dicho, y dice bien, que cada uno habla de la feria según le fue, estoy seguro que  muchas personas habrán vivido a un Señor Taylor paternal, amable, cariñoso, pero también es claro que  había otras facetas de nuestro director que no son tan lindas, era un hombre fácilmente irascible, que usaba su poder para controlar (supongo que cualquiera que es director de algo tiene que hacerlo así), y eso le daba también un estilo  duro y manipulador.

Me parece que es muy riesgoso decir que antes de él todo era obscuridad, depende de que punto de vista lo digamos. El profesor Cruz Aedo al parecer fue una gloria de la comunidad Metodista, al decir de las personas que lo conocieron.   En mis épocas de Kinder, el Profesor Ulises Báez que era el director antes de Enrique Taylor no parece haber brillado mucho, y probablemente  fue  la razón del cambio que se hizoen 68-69, pero de eso a decir que  la luz llegó, creo que hay mucha distancia.  El Madero que conocimos de niños era sin duda una escuela reconocida, con prestigio, discrepo totalmente de la opinión de que no era nada o peor aun que estaba desprestigiada, otra vez, depende quien lo diga, no había muchos lugares donde se diera una formación cultural tan rica como en el Madero, ni en el Benavente ni en el Oriente o en el Central, se hacía eso, y eso solo por mencionar las escuelas que en la época de los 60´s eran como las muestras de la educación poblana, Provinciana, católica y cerrada, hay que decirlo con toda claridad, en eso el Madero si hacía diferencia.

Estoy convencido que el Sr. Taylor trabajó duro, era su estilo, y no puedo negar tampoco que nos ayudó a muchos, públicamente digo que gracias al apoyo económico que se autorizó para mi familia en las colegiaturas pude estudiar en esos años de primaria, seguramente no hubieran podido pagar mis padres el costo total si hubiera sido de otra manera, y sé también que eso pasaba con otros compañeros, no se le puede negar eso; pero también exigía fidelidad total, ninguna crítica,  y en los jóvenes adolescentes en que nos íbamos convirtiendo en esos años, el cuestionamiento era (y es)  la acción fundamental de la mente  en desarrollo,  por ello también había conflictos fuertes con muchas personas, internos que se escapaban, que hacían cosas inadecuadas,  externos que  se metían en problemas y con todos ellos tenía que lidiar el director, a veces con mejor fortuna que otras, ¿quién de nosotros sabe con certeza cuantos expulsados hubo?, o ¿por qué se les expulsó?, hay historias tristes, sombrías, que seguramente darían otra imagen de ese personaje, pero no por ello desmerece su esfuerzo, simplemente digo que era un hombre, con los claros y oscuros que todos los hombres tenemos.

Hoy El Madero es otro, nada que ver con lo que tuvimos, el crecimiento numérico, académico, es impresionante, sé que el costo de las colegiaturas es muy alto, no sé si el prestigio es mayor, y tampoco sé si la calidad académica es mejor, eso lo tendrán que decir otros,  sé también que la semilla que plantó Enrique Taylor  ha florecido, pero no me atrevería a decir que solo se vive de sus glorias pasadas, me parece hasta un desplante de desprecio hacia quienes hoy trabajan en esta idea Maderista.  Claro que hablo sólo de lo que veo desde fuera, no tengo ninguna participación en la vida académica escolar actual, ni quiero tenerla, mi camino es otro,  pero estoy convencido que mirar hacia atrás solo con nostalgia, sin aprender del pasado  para modificar el presente y tener un futuro mejor, no es útil, que debemos recordar a quienes labraron el campo para obtener una cosecha de hombres y mujeres íntegros ,  pero no debemos idealizarlos, no les sirve ni a ellos ni a nosotros,  y solo nos distorsiona  nuestra historia, por eso creo que no, no necesariamente todo tiempo pasado fue mejor.

Oscar Sánchez Guerrero  (generación 101)

Thursday, June 9, 2011

De la ansiedad de la fantasía a la certeza de la realidad…..

Cuando empecé a saber sobre la proyectada reunión del Madero el 21 de mayo, como un mes antes, gracias a la invitación gentil de Mario A. Rivera, pensé en lo afortunado que soy pues mis amigos de entonces, siguen siendo los mismos, así que en todos estos años no he dejado de ver a Mario, a Silvia,  a Judith, a Alicia, etc, etc, pero también , empezaron a  surgir diversas emociones, tanto agradables como desagradables, algunas de ellas  eran producto de la fantasía; ¿quien más  va a ir?, ¿como estará?,  ¿como será la vida  de esos amigos de antaño?; porque finalmente nuestro cerebro  para protegerse (y protegernos como organismo) tiende a acomodar los recuerdos de manera que no lastimen, y cuando lo hacen, o los “olvida” o los decora, y entonces  la vida que se vivió antes, se vuelve solo de bonitos recuerdos, por ello solo nos quedaba en esos días acordarnos de  como eran las cosas en los 70s,  como era la cara de fulano o de mengana, como era el trato con tal o cual, etc.

También me recordé de momentos difíciles, (el Sr. Taylor no solo nos palmeaba la espalda cuando  nos portábamos bien, también podía tener momentos casi de furor cuando se enojaba y sentía que no tenía el control total… también hubo maestros que  gozaron de su poder sobre nosotros, o compañeros que por ser mayores nos agredieron y nos humillaron), y también me acordé de  quien nos hizo daño, queriendo hacerlo o no, pero que al final nos hizo sufrir, y esos recuerdos que son dolorosos, cuando son muy  poderosos no los podemos disfrazar, cuando mucho los medio olvidamos, pero tarde o temprano salen, y vuelven a lastimar tanto o mas que cuando lo hicieron originalmente.

Así las cosas, se fue acercando la fecha, se fue estableciendo contacto con algunas personas, y empezaron a aparecer en los e-mails nombres conocidos, otros que llegaban a la vista y lentamente se abrían paso en la memoria hasta conectarlos con una cara, pero oh desgracia, era una cara de 1970, 71, 72, 73, y entonces se iniciaba la fantasía de cómo será el dueño de ese nombre, que diferencias habrá de hace tantos años…(supongo que para algunos también hubo pensamientos de envidia sobre si el otro es más afortunado que nosotros, pero creo que esos son los menos)

Y se llegó el día, las fantasías se hicieron realidad,  nos encontramos  con que las caras han cambiado,  a veces muchos kilos de peso, a veces menos, a veces bolsas en los párpados, a veces arrugas hasta en las arrugas, canas (muchas) otras poco pelo,  y como siempre nos pasa a los seres humanos también en ese afán de protegernos psíquicamente, nos acomodamos a la realidad, “te ves igualito”, como una forma de  cuidar al otro, de no lastimarlo, pero otras con la espada desenvainada “como has engordado”, “que bruto, "te ves muy acabada”,  y entonces  ¿como congeniar lo que esperábamos con lo que pasó?; me parece que el secreto está en la mirada, esa no cambia con los años,  las miradas vivaces, coquetas,  alertas, desconfiadas, frías, cariñosas,  esas miradas que hicieron que en su momento reconociéramos a los nuestros, se volvieron a manifestar, es tan frecuente que uno no reconozca la cara del otro hasta que lo mira a los ojos y entonces reconoce cierto brillo, cierto movimiento y se destapa toda una explosión de emociones, es así como  nos re-encontramos, y entonces pese a todas las decepciones de la realidad, pese a que las fantasías siempre son más grandes que la realidad, podemos congeniar con ella gracias a que reconocemos en el otro la mirada, y nos reconciliamos con el pasado, nos vemos viejos, si, (o viejas), pero nos vemos cercanos a los que también han caminado ese mismo camino,  nadie ha vivido lo mismo, cada uno de nosotros  tiene una historia, y se desarrolló así, gracias a  muchos factores, pero hay pedazos del camino que son comunes, el paso por el Madero es uno de ellos, aunque cada quien lo vivió diferente, y en la ceremonia y la comida nos acercamos a lo que fuimos, no a lo que somos, esos  somos otros, más desilusionados, menos ingenuos, mas desconfiados, más frustrados, más enojados, o tal vez más reconciliados con nosotros, con nuestra historia, y por eso fuimos a la fiesta……

Finalmente lo importante es que a la fantasía inicial de esta reunión podamos  concluir que se llenaron los huecos de tantos y tantos años de no ver a las mismas personas que eran nuestro mundo, un mundo más pequeño, más claro, más seguro, más infantil aunque nos sintiéramos casi adultos…..  y que al final seguimos unidos por esos pequeños pedazos  de cercanía e igualdad….. aunque nosotros, los de entonces, ya no seamos los mismos.

Con mucho cariño a todos los profesores y exalumnos del Madero que  me ayudaron a ser quien soy ahora (para bien o para mal)

Oscar Sánchez Guerrero  (generación 101)