Thursday, June 9, 2011

De la ansiedad de la fantasía a la certeza de la realidad…..

Cuando empecé a saber sobre la proyectada reunión del Madero el 21 de mayo, como un mes antes, gracias a la invitación gentil de Mario A. Rivera, pensé en lo afortunado que soy pues mis amigos de entonces, siguen siendo los mismos, así que en todos estos años no he dejado de ver a Mario, a Silvia,  a Judith, a Alicia, etc, etc, pero también , empezaron a  surgir diversas emociones, tanto agradables como desagradables, algunas de ellas  eran producto de la fantasía; ¿quien más  va a ir?, ¿como estará?,  ¿como será la vida  de esos amigos de antaño?; porque finalmente nuestro cerebro  para protegerse (y protegernos como organismo) tiende a acomodar los recuerdos de manera que no lastimen, y cuando lo hacen, o los “olvida” o los decora, y entonces  la vida que se vivió antes, se vuelve solo de bonitos recuerdos, por ello solo nos quedaba en esos días acordarnos de  como eran las cosas en los 70s,  como era la cara de fulano o de mengana, como era el trato con tal o cual, etc.

También me recordé de momentos difíciles, (el Sr. Taylor no solo nos palmeaba la espalda cuando  nos portábamos bien, también podía tener momentos casi de furor cuando se enojaba y sentía que no tenía el control total… también hubo maestros que  gozaron de su poder sobre nosotros, o compañeros que por ser mayores nos agredieron y nos humillaron), y también me acordé de  quien nos hizo daño, queriendo hacerlo o no, pero que al final nos hizo sufrir, y esos recuerdos que son dolorosos, cuando son muy  poderosos no los podemos disfrazar, cuando mucho los medio olvidamos, pero tarde o temprano salen, y vuelven a lastimar tanto o mas que cuando lo hicieron originalmente.

Así las cosas, se fue acercando la fecha, se fue estableciendo contacto con algunas personas, y empezaron a aparecer en los e-mails nombres conocidos, otros que llegaban a la vista y lentamente se abrían paso en la memoria hasta conectarlos con una cara, pero oh desgracia, era una cara de 1970, 71, 72, 73, y entonces se iniciaba la fantasía de cómo será el dueño de ese nombre, que diferencias habrá de hace tantos años…(supongo que para algunos también hubo pensamientos de envidia sobre si el otro es más afortunado que nosotros, pero creo que esos son los menos)

Y se llegó el día, las fantasías se hicieron realidad,  nos encontramos  con que las caras han cambiado,  a veces muchos kilos de peso, a veces menos, a veces bolsas en los párpados, a veces arrugas hasta en las arrugas, canas (muchas) otras poco pelo,  y como siempre nos pasa a los seres humanos también en ese afán de protegernos psíquicamente, nos acomodamos a la realidad, “te ves igualito”, como una forma de  cuidar al otro, de no lastimarlo, pero otras con la espada desenvainada “como has engordado”, “que bruto, "te ves muy acabada”,  y entonces  ¿como congeniar lo que esperábamos con lo que pasó?; me parece que el secreto está en la mirada, esa no cambia con los años,  las miradas vivaces, coquetas,  alertas, desconfiadas, frías, cariñosas,  esas miradas que hicieron que en su momento reconociéramos a los nuestros, se volvieron a manifestar, es tan frecuente que uno no reconozca la cara del otro hasta que lo mira a los ojos y entonces reconoce cierto brillo, cierto movimiento y se destapa toda una explosión de emociones, es así como  nos re-encontramos, y entonces pese a todas las decepciones de la realidad, pese a que las fantasías siempre son más grandes que la realidad, podemos congeniar con ella gracias a que reconocemos en el otro la mirada, y nos reconciliamos con el pasado, nos vemos viejos, si, (o viejas), pero nos vemos cercanos a los que también han caminado ese mismo camino,  nadie ha vivido lo mismo, cada uno de nosotros  tiene una historia, y se desarrolló así, gracias a  muchos factores, pero hay pedazos del camino que son comunes, el paso por el Madero es uno de ellos, aunque cada quien lo vivió diferente, y en la ceremonia y la comida nos acercamos a lo que fuimos, no a lo que somos, esos  somos otros, más desilusionados, menos ingenuos, mas desconfiados, más frustrados, más enojados, o tal vez más reconciliados con nosotros, con nuestra historia, y por eso fuimos a la fiesta……

Finalmente lo importante es que a la fantasía inicial de esta reunión podamos  concluir que se llenaron los huecos de tantos y tantos años de no ver a las mismas personas que eran nuestro mundo, un mundo más pequeño, más claro, más seguro, más infantil aunque nos sintiéramos casi adultos…..  y que al final seguimos unidos por esos pequeños pedazos  de cercanía e igualdad….. aunque nosotros, los de entonces, ya no seamos los mismos.

Con mucho cariño a todos los profesores y exalumnos del Madero que  me ayudaron a ser quien soy ahora (para bien o para mal)

Oscar Sánchez Guerrero  (generación 101)

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