Tuesday, May 24, 2011

Hola de Margarita Romero

Después de 32 años de haber egresado del IMM, tuve la oportunidad de ver al colegio desde una perspectiva que nunca vi mientras fui adolescente. 

Estudiar en un colegio lo comparo con tener tu primer hijo. NO se tienen parámetros de comparación, por que sólo conoces UNA "muestra" del abanico de opciones existente; del bebé no sabes si desarrolla su caminar y habla, precoz o tardíamente,  no sabes si su motricidad fina es buena o mala, etc. Sin embargo, el recorrer el sábado el colegio, valorar la infraestructura, recordar dónde se encontraban los talleres de carpintería, electricidad, corte y confección, y mecanografía; los talleres que atendían al Liceo, como declamación, oratoria, música, escenografía y teatro entre otros; el gimnasio y la pasión por el deporte a través del básquet bol; me dio la posibilidad, de junto con mi actual experiencia, valorar la INTEGRALIDAD de la instrucción que se impartía en el Madero, a pesar de no ser una escuela cara, ni renombrada, ni "socialmente prestigiosa". 

Lo anterior, ya en sí mismo es bastante bueno -y no por ello yo lo terminaba de entender-  pero no se compara a la labor que realizó la institución a través de la persona del Sr. Taylor y su familia en la formación de los alumnos, y sobre todo, de los "internos". Recuerdo que en una ceremonia, el Sr. Taylor contaba "cómo un alumno interno de reciente ingreso había aprendido a usar zapatos". Hoy esta anécdota la veo desde otra perspectiva, la de la realidad llana en la que muchos jóvenes o niños llegaban al colegio. El uso de la corbata y el traje, y la vestimenta bastante digna que se solicitaba para acudir a los eventos, complementaban la formación.

Mi papá, bromeando, y reconociendo EL TAMAÑO DE LA LABOR que se realizaba en el colegio, y escuchándonos platicar algunos acontecimientos, acostumbraba a decirnos a mis hermanas y a mí, que el Madero no era una escuela, sino un ¡REFRMATORIO! Espero que esto no ofenda a nadie, solo intenta dimensionar la labor con un buen sentido del humor. Aquí sí se puede decir que se impartía EDUCACIÓN, por que en la mayoría de las escuelas, sólo se imparte INSTRUCCIÓN.

Por último, y sin ánimo de meterse en política, si no de invitar a la reflexión, también me di cuenta de lo que la tan sobrevalorada "laicidad" le vino a hacer a la educación en países como el nuestro. Sin ser metodista, sino católica, y siendo consciente de que nunca nos hablaron de religión, el Lema y el Himno no reflejan otra cosa que los valores vistos a través de la religión, cualquiera que ésta sea. 

El Instituto Metodista  fincó sus cimientos en principios religiosos y eso es innegable. Las discordias ideológicas modificaron las reglas del juego en la impartición de la educación, y aquellos que marcaron el nuevo camino que se emprendió, no supieron darse cuenta de todo lo que se estaba dejando de lado en cuanto al concepto de la formación del ser humano, orientándose únicamente hacia su instrucción, con una gran inconciencia de su incomplitud. Esto podría explica en mucho los avatares que padece nuestro país y por qué no decirlo, la humanidad en general. Como dices que el próximo presidente tal vez salga de las huestes del madero , y no se por qué me late que a ti te encantaría entrarle, aquí te dejo, o al valiente que se anime, esta reflexión, basta dar una ojeada a las condiciones en las que se encuentra el sistema educativo en nuestro país.

Me encantó recordar, no cabe duda, que el mejor de los fines para vivir un valor o una virtud es el del servicio, ahí es donde adquiere el sentido de “vocación”.......LA MEJOR CULTURA PARA EL MEJOR SERVICIO, sólo a través de un espíritu cristiano, se conciben tan altos ideales. Bellísimo Lema y bellísimo himno.

¡Gracias por todo organizadores! ¡Esperamos el material ofrecido! enhorabuena!

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